Marzo de 2020. Punto de inflexión en mi vida.
Punto que hizo que se produjese un agitamiento grande en mi ser. Un cúmulo de cosas que se habían ido acumulando y que durante esos 2 meses de "confinamiento", algo comenzó a brotar en mi.
Ese 2020 fue un año donde el saco siguió llenándose y llenándose, pero algo dentro de mi esta brotando. Algo comenzaba a salir y yo por fin, a escuchar.
Y es que, dentro de mi algo me inquietaba y me hacía sentir que no estaba haciendo lo que debía hacer. No sentir una realización plena en mi alma. No encontrar un sentido profundo a mi existencia e ir conociéndome cada vez más me ha ido ayudando a ello.
Sentía que mi viaje es ayudar a las personas a un nivel más profundo, por así explicarlo. De siempre me ha gustado ser maestro, profesor, entrar a enseñar y transmitir mis aprendizaje, pero esto no lo estaba llevando plenamente a cabo. Y cada vez, junto con otras cosas, todo mi ser se iba agitando y agitando, incomodándome más para decirme, debes dar un paso y ponerte en ese sentido que te llena.
Hasta que un día sufrí una crisis de ansiedad y depresión, según las palabras de la psicóloga con la que comencé.
Y ahí me di cuenta, que algunas cosas en mi vida debía de comenzar a transformar. Y tras unos meses de valorarlo, lo hice. Comencé a tocar piezas de mi puzle, para ponerme cada vez en un camino que me llenase más, en el que me sintiese más realizado y pleno, con más sentido y propósito.
¿Lo he conseguido? Pues siento que ya voy dando pasos dentro de él. Aunque es un viaje constante. Un viaje de recordar y de aprendizaje. Un viaje de presencia, de conexión, de probar y avanzar. De probar y tener que cambiar. Pero ahora desde una perspectiva nueva, muy diferente a ese piloto automático que sentía, en el que vivía.
Sentir que las personas son algo en mi vida fundamental, y que estoy aquí para ayudarlas en algo más interno y liberador. Y por ello, día a día busco ir en ese tren que me lleva en la dirección que siento. Haciendo aquello que mi alma me dice y que mi corazón me dicta.
Y la verdad, que el camino puede verse duro y complicado. ¿Cuál no lo es si lo miramos desde el miedo y el ego? Pero el alma te dice cuál es tu rumbo. Algo que se nos olvida recordar y a lo que prestar atención.
Yo ahora busco dar mi máximo para ese bien mayor y común que haga que podamos vivir en un mundo mejor. Y porque ese mundo mejor nace, del mundo interior de cada uno de nosotros. Y mi viaje parte, desde mi evolución y crecimiento. Y desde ahí nace para salir hacia otros que como tú, estén leyendo esta entrada y algo les haya traído hasta aquí y hayan llegado hasta esta palabra. Porque si de verdad, algo de esto no es tu viaje, se que no habrías leído ni los 2 primeros párrafos.
¿Algo te inquieta, te remueve, te hace reflexionar?
Escríbeme y charlamos.
Feliz día.
Un saludo.
Andrés López.